Anatomía de una caída

Que si es una genialidad, que está muy bien actuada, que te tiene sin respiro...bueno, no es para tanto, Anatomía de una caída es una película minuciosa y obsesiva, pero no para todo eso que dicen.


6 Butacas



Yo tengo muy presente Anatomía de un asesinato, aquella belleza que dirigó Otto Preminger en 1959 con James Stewart como el abogado minucioso, no digo que sea lo mismo, pero lo que vemos en este relato es una camilla de autopsias, esa camilla en la que se convierte esa sala de juicios, en la que vamos a ver cómo se expone la vida de una pareja, cómo se conjetura a partir de hechos poco claros, de detalles, para abrir y mostrar el interior de una casa, de una pareja.

Samuel y Sandra viven retirados, en medio de la nieve, en la montaña. Son ellos, sus libros, su música y un hijo de 11 años que no ve, a raíz de un accidente cuando tenía 4 años.

La película arranca desordenada, una cámara que se mueve demasiado, una antrevista que una estudiante le está haciendo a Sandra, que es escritora, en medio del sonido fuerte, alto, de una muúsica que se repite en loop, que viene del piso de arriba, en el que el marido trabaja. 

Esa entrevista se hace demasiado ruidosa y la cortan.

Seguirán otro día.

Todo parece normal.

El hijo sale con su perro compañero a dar una vuelta.

Cuando vuelve nota algo raro. Su padre está en la nieve, tirado, y hay sangre alrededor de su cabeza.

Esa caída, en circunstancias que hay que determinar, será el inicio de una pesadilla para todos.

Habrá un juicio, y en ese juicio la principal sospechosa será Sandra.

Entonces se escudriñará su vida, se expondrá a la luz pública de una manera vioenta y casi obscena.

Es una película de juicio, es cierto, pero moderna, el foco son las relaciones, el foco es el matrimonio, el accidente de ese hijo demasiado inteligente (una enorme actuación de un actor muy joven) las culpas, la frustración de Samuel que no logra hacer pie como escritor, la autosuficiencia de ella y su literatura, lo que esconde la ficción que escribe, los climas insoportables de algunos momentos de la pareja que se ventilan como si fuer que le pasara a otro.

Elo show mediático, las presiones.

Todo se exhibe, todo se comenta, todos hacen suposiciones a partir de pedacitos de historias, de anécdotas mal contadas, de una foto, una grabación. Intuyen cosas, demasiadas.

Saltó Samuel? Lo tiraron? Le pegaron antes? Estaba muerto cuando aterrizó en la nieve?

Las preguntas serán respondidas con estudios, con peritos, con análisis, pero ninguno es concluyente, ninguno es preciso, ninguno es cercano a la verdad o si.

Quizá la duración de dos horas y media sean demasiado larga. Pero también es cierto que el relato por momentos es muy literal, quiero decir, es como si estuviéramos leyendo un libro en el que nos tienen que explicar todo, y eso lleva tiempo.

Las actuaciones, sobre todo la de Sandra y su hijo, son realmente buenas.

Pero la película, que le da una vuelta de rosca a las películas de juicio, que están casi olvidadas, no es todo lo interesante que se presenta, sobre todo después de ganarse la palma de oro en Cannes.

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