Ferrari

Adam Driver parece que se encamina a ser un hombre biopic, después de Gucci se pone en la piel de Enzo Ferrari, el intrépido emprendedor que, según vemos en la película, anduvo siempre rápido.

6 Butacas

Y parece que sin importarle mucho las consecuencias de esas velocidades que alcanzaban los autos que diseñaba, cuando las medidas de seguridad para sus pilotos no eran lo más importante.

Es una película lenta, que está bien dirigida y se disfruta desde lo visual, pero tampoco es un personaje de tanto atractivo como para que no nos querramos levantar de la butaca.

El tema de la velocidad es el tema central de la película, quiero decir, podría no haberlo sido, siempre decimos que en una biopic lo que importa es qué parte elegimos contar, o qué aspecto de la personalidad del personaje es el que va a sobresalir, en Ferrari los segundos, las fracciones de segundo, son lo más sobresaliente del relato.

Michael Mann, el director, nos llevará por un camino que hace centro en esa voracidad por bajar los tiempos, es cierto, también por las desprolijidades del personaje, pero fundamentalmente por esa obsesión.

Dirver hace un personaje complejo, que es a la vez un frío calculador de segundos, un esposo distante, un padre que perdió a un hijo y tiene otro con su amante, y un héroe en su comunidad, un precursor, un salvador que convierte metales en autos voladores.

Lo hace bien, aunque su economía de gestos y rusticidad a veces nos aburre.

Está muy bien Penélope Cruz como su esposa, sufriente madre que perdió a un hijo, conciente de la doble vida de su marido, pero también de su rol como administradora de la empresa familiar, es una actuación muy interesante, muy a la altura de su capacidad interpretativa, y en cualquier idioma.

En conjunto, Ferrari es una película que se lleva bien, aunque lenta y carente de atractivos adicionales, básicamente porque el personaje no nos da para más, y tiene algunas buenas notas en la cinematografía y en la actuación de la Cruz.

Para los amantes de los autos, obligatoria.