Desperate measures

En cuatro capítulos, muy efectivo el formato, se desarrolla esta historia que está llena de lugares comunes, pero que termina entreteniendo.

5 Butacas

Lugares comunes como madre soltera que trabaja mucho y quiere que su hijo no se junte con los vagos del barrio, que tiene un padre que la dejó en bancarrota por chanchullos propios, que tiene un novio malandra al que no ve hace 20 años, que trabaja en un banco y la echan el día que comienza la serie.

Si pasamos de estos detalles, el relato se complica todo en el primer capítulo, a ella (Amanda Abbington, la adoramos en Sherlock como la esposa de Watson y en varias producciones más) le comunican en el banco que ya no cuentan con ella, justo cuando iba a ver al gerente para contarle ideas para la seguridad y la atención al público, y su hijo, que termina de desayunar cuando la madre sale al trabajo y se desvía de su camino al colegio porque un amigo del barrio, pandillero, lo tienta con manejar su BMW deportivo.

Todo va a salir mal a partir de ese momento, ese viaje inocente termina siendo un viaje para entregar droga y cobrar, la policía los cerca pero el pibe puede escapar, su amigo le da el dinero para que lo lleve con él, y lo tira en un tacho de basura para sacarse de encima la evidencia.

25 mil libras que el mafioso taficante va a querer recuperar.

Por las buenas, o por las malas.

Cómo sigue? Secuestran al pibe hasta que la madre consiga la plata.

Todo desesperación, todo barro, todo drama.

La serie va a encontrar su mejor momento en el final del segundo capítulo y el comienzo del tercero, cuando los clichés de alguna manera cedan al desarrollo de la historia, que obviamente va a derivar en un plan (casero, rústico) para robar el banco en el que todavía trabaja a pesar de haber sido despedida.

La trama del robo es un relato adentro de la historia, y está bien en líneas generales, lo mismo que los giros en la historia que la irán poniendo más compleja y hacia el final, más atractiva.

Es entretenida.