Lee
Kate Winslet es Lee Miller, una fotógrafa corresponsal de guerra en la Segunda Guerra mundial, todo bien con esto, la Winslet es capaz de encarnar cualquier personajes y si bien llama la atención, la guerra es algo de hombres, tampoco resulta tan extraño que una mujer haga fotos en el frente.
6 Butacas
Pero la película tiene varias sorpresas, la primera es que se trata de una historia real, Lee Miller existió, y la segunda, es que se sacó una foto (al final de la película está la original) bañándose en nada menos que la bañera de Hitler después que este se quitara la vida en el búnker.
La Miller fue una mujer fuera de su época, algo vacua, con amigos artistas, despreocupada y estética, fuerte de carácter y ávida de placeres, nada parecía perturbarla. Cuando empieza la película la vemos almorzando con el torso desnudo, en el campo, junto con intelectuales de vanguardia franceses y españoles.
Consigue un trabajo en la revista Vogue británica y se va a vivir a Londres con su última conquista, un artista que durante la guerra pintaba telones con imágenes para despistar a los enemigos con escenografías.
Su trabajo era, despertar en las mujeres inglesas el patriotismo para aportar a esa maquinaria bélica que estaba en funcionamiento.
Pero terca y arriesgada, irá al frente, arriesgará varias veces su vida, y hará imágenes inolvidables de los horrores del frente de batalla.
Son suyas las primeras imágenes de un campo de concentración, o las de la casa deshabitada del Fürer.
Lee no creía que estaba haciendo historia, su tenacidad y la manera de ser mujer, muy poco parecida a las mujeres de su época, eran sus puntos distintivos, pero lo hizo, hizo historia con la lente de su cámara y con su impronta.
La película, bien ambientada, con foco en lo estético también, está contada en dos momentos, en esos de la guerra y en la actualidad, con una Lee anciana, en una charla íntima con su hijo, al que casi no crió, que descubre entre sus cosas viejas en un ático una caja con sus fotos y negativos de la guerra, que ella guardó para no volver a ver nunca.
Recorrer su vida, mirarla con esos ojos que parecían y todavía son indolentes, es un viaje que propone el relato, aunque nada explícito, profundamente femenino.
Es un relato que bien podría ser un buen documental narrado, porque muchas de las escenas que se recrean existen, pero tiene la forma de una ficción en la que madre e hijo recorren esa vida de dolor y ferocidad.
Está bien, sobre todo porque descubrimos a un personaje interesantísimo y por la actuación, siempre sobria y ahora madura, de la Winslet.
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