Remember

Remember



Atom Egoyan es un director de climas sencillos. Profundos, complicados, pero sencillos. 
Casi un director de cámara, un intimista.

Eso es Remember, una película íntima, de venganzas que se sirven frías, de heridas demasiado profundas, de desesperación.

Dos ancianos, Martin Landau y Christopher Plummer (por Dios qué grandes están…) en un geriátrico, que viven rodeados de sus recuerdos, tienen un pacto secreto. Cuando muera la mujer de uno de ellos, es decir, cuando ya nada importe, a pesar de una avanzada demencia, deberá cumplir con una misión liberadora, buscar por todo pueblos ignotos a un criminal Nazi, tan viejo como ellos, que es el responsable de la muerte de sus familias en Auschwitz, y matarlo.

Una trama muy bien urdida, que no deja detalle al azar, que irá complicando llegar a la meta, pero que se irá resolviendo con paciencia de gente mayor.

Un relato complicado y bien resuelto, en el que no molesta la lentitud de los pasos cansados, ni las dificultades del camino, cuando la misión es nada menos que vengar la muerte de los seres queridos.

Habrá también espacio para la reflexión acerca del racismo presente en la sociedad y las heridas abiertas de una historia en la que todavía quedan testigos y sobrevivientes.

La base argumental es una carta, escrita por uno de los ancianos, con instrucciones precisas, de manera que sirva de guía para los olvidos de la mente frágil del justiciero.

Hacia el final, lo que parecía ser de una manera no lo era, y todo el relato se resignifica, casi en la escena final, lo que hace que la reflexión que nos deja sea aún más interesante.

El horror lleva a más horror, y lo que fue cruel y despiadado no cambia con los años, sino que se profundiza.


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