Great train robbery

Great train robbery

Miniserie en dos capítulos que introduce, a la manera de la excelente The Affair, las dos miradas sobre un mismo acontecimiento, la mirada de los ladrones y la de la policía, en el relato del gran robo al tren postal en Inglaterra en los años 60, que repartió el botín más alto de la historia del crímen, unos 2 millones y medio de libras (casi 50 de hoy).



6 Butacas



En 1963 a unos 75 kilómetros al norte de Londres, una banda de unos 20 ladrones, asalta por la noche a un tren en el que, uno de sus vagones, era el vagón del correo real, que llevaba entre otras cosas los billetes de rezago de varias ciudades para entregarlos al Banco Central.

Ese golpe, por sus características y monto involucrado, se convierte en el golpe más espectacular y abultado de la historia de Inglaterra.

Al ser dinero del gobierno, se movilizan fuerzas especiales, y se asigna una división especial para encontrar a todos los involucrados.

La serie en dos capítulos, rodada en Londres en 2013, cuenta el robo de manera interesante, dividiendo el relato en dos mitades, una con el desarrollo minucioso del plan, la búsqueda de los ladrones que uno a uno y de acuerdo a su especialidad se irán sumando. La planificación, el entrenamiento, y la noche del asalto.

Y una segunda parte en la que la policía reacciona, y asigna a uno de sus hombres más experimentados, un bulldog que no descansa, que no tiene vida, y se obsesiona con encontrarlos a todos los que participaron del robo, y por supuesto, recuperar el dinero.

Es original la manera de contar la historia. Está muy bien ambientada y recorre muy bien la psicología de los personajes, desde los ladrones menos expuestos pero que tendrán una especialidad que los hará únicos, hasta cada uno de los policías que se sumen a ese equipo especial de trabajo, que no descansará hasta encontrarlos a todos.

La cabeza del grupo de ladrones es Bruce Reynolds, interpretado por el cada vez más cotizado Luke Evans (The Alienist, la chica dle tren), que hace con solvencia al cerebro de la banda, el frío y calculador y minucioso jefe de todos. 

Y del lado de los policías, Jim Broadbent (Moulin Rouge) un sabueso que no descansa, que no tiene vida y que dedica las 24 horas a la búsqueda de los criminales.

Bien actuada, con atmósfera levemente inocente, no habrá violencia innecesaria, no habrá excesos, todo se ajusta un clima de época en los que los controles no eran tan estrictos y ni los ladrones ni los policías necesitaban andar armados.

El robo, su plan, y la persecución de los policías, tampoco necesita recurrir a trucos ni a giros inesperados. Bastan unos buenos soplones y una gente dispuesta a no dormir para encontrar los malos.

La ambientación es entonces perfecta, casi lo mejor de  la miniserie, junto con una banda de sonido impecable y algunos trucos de edición y de rodaje que lo hacen especial.

Todo parece hasta sencillo, porque se trataba de una época que se movía a otra velocidad, a otro ritmo, y donde las páginas negras del crímen todavía no se habían escrito.

Los actores están muy bien, y el tono de biografía con algunos rasgos de humor inglés es el ideal.

Es un buen entretenimiento.

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