La casa de papel 3

La casa de papel 3

Esta serie puso definitivamente a España en el mapa de los grandes centros de producción de contenidos. En esta tercera temporada se pone en primer plano ese nuevo estatus, manteniendo viva una historia, lo que no siempre es fácil de lograr.


7 Butacas



Es cierto, aquellas dos temporadas iniciales, con el atraco exitoso a la casa de papel moneda de España llevada a cabo por unos marginales entrañables, guiados por la mente de ajedrecista del profesor, llevaban mucho de un espíritu adolescente, de ir contra el sistema, de golpear al establishment ahí adonde más le duele, en los billetes.

Entonces nos olvidamos que eran ladrones, que portaban armas letales y que podían hacer daño, para meternos en sus vidas, sus relaciones, sus costados sensibles y sus historias de vida.

Todos quisimos que ese atraco fuera exitoso, que se salieran con la suya, que los militares y las policías muerdan el polvo y que ninguno caiga en la pelea.

Con la astucia y la jefatura del profesor, que todo lo planifica y para todo tiene respuesta, y los saberes y habilidades de los miembros de la banda, todo se logró, casi sin tiros.

Esta tercera y esperada temporada arranca con las vidas de todos ellos en sus respectivos exilios millonarios. También cuidadamente planeados por el profesor.

Ocupando los 5 continentes, cada uno solo o en parejas, millonarios y precavidos.

Hasta que la pareja que componen Río y Tokio, solos en una isla paradisíaca y desierta, descubren que necesitan un descanso de tanto paraíso y se separan por un tiempo para vivir la vida.

Ese paso en falso será suficiente para que los militares, que estaban en guardia y vigilando, los descubran y apresen a Río.

Entonces la banda, la heroica banda, se volverá a juntar para salvarlo.

Pero como solo saben de atracos, darán otro golpe enorme (esta vez en el Banco de España y su respaldo en oro) para que a partir de esa movilización, lograr liberarlo.

Nuevos personajes, nuevas historias, las mismas tretas inteligentes, emboscadas y tecnología que en las primera temporadas, al servicio de un entretenimiento total.

En esta línea de las incorporaciones, el rol de organizador en el campo, el del lugarteniente del profesor que antes ocupó Berlín, ahora lo cumple Palermo, un personaje muy controvertido encarnado con gran suficiencia por Rodrigo de la Serna, que desarrolla a sus anchas a un muy intrincado atracador en jefe, coautor del plan, junto con Berlín, para atracar al banco. Es complicado en todos sus frentes y manifestaciones, sexista, machista pero a la vez homosexual. Muy extraño y potencialmente violento.

Hay nuevos giros, buena música, y a diferencia de las dos primeras, o mucho más que en aquellas, un despliegue de producción a la manera de Hollywood, impresionante.

Ellos, la banda, admirados y sinónimo de lucha, del golpe a los ricos para compartir con los pobres (literal, unos Zepelines reparten 140 millones de euros desde el aire en Madrid) necesitan librar a uno de los suyos, mostrarle al mundo que le están sacando nombres y confesiones a fuerza de torturas, que lo tienen al margen del sistema.

Y la policía, que ya los conoce, no acepta un nuevo fracaso, y pondrá todo para atraparlos.

Por supuesto que deja un final muy abierto, que necesita una nueva temporada para resolverse.

Está bien, ya no atrapará a los jóvenes, que prefieren otras historias, pero le deja la posta a los más grandes, con entretenimiento puro y de alto vuelo.


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