Iosi, el espía arrepentido

Iosi, el espía arrepentido

De muy buena realización técnica, con actuaciones sorprendentes y un cuidado estético y argumental de gran trabajo, esta serie nacional se ubica entre lo mejor estrenado hasta acá por las grandes plataformas (en este caso Amazon Prime) con un producto con identidad pero lenguaje y dinámica para el escenario internacional.


8 Butacas



Iosi es José Pérez, que sobresale en los días de cadete de la policía federal, por los años en los que la democracia se desperezaba con Alfonsín, y es promovido por sus aptitudes (que apenas asomaban) a formar parte del cuerpo de inteligencia de la fuerza.

Por su plasticidad y practicidad, frío y con ambición, le encargan una tarea nada fácil, debe infiltrarse en la comunidad judía en Buenos Aires para investigar desde adentro los alcances del "Plan Andinia" un delirio de las Fuerzas Armadas argentinas cuya hipótesis principal es que Israel planea conquistar la Patagonia para anexarla a su territorio.

Así de delirante y así de bizarro es el disparador de esa intromisión.

Entonces José dejará de ser José para ser Iosi, y hará tan bien su papel, estudiará, se compenetrará, fingirá tanto y de manera tan convincente que en poco tiempo se convierte en una figura activa e influyente en ese microcosmos que es la comunidad judía de Buenos Aires.

A poco de andar descubre, e intenta contarle a sus superiores, que ese plan es un delirio, pero que están pasando otras cosas complejas (tráfico de armas, dineros sucios, financiamientos de políticos, fuerzas de seguridad) y que deberían enfocarse en eso, cosa que no hacen.

El atentado a la Embajada de Israel es un punto de inflexión, de alguna manera el cuerpo policial al que perteneces tiene algo que ver en el proceso que culmina con esa explosión (la primera de ese tipo en Argentina) y a partir de allí todo se pone patas para arriba en la vida de Iosi, los que lo sostenían no están para sostenerlo y parece que a nadie le interesa su vida, que pasa a valer muy poco.

Hasta ahí la línea argumental de esta temporada. Muy bien resuelta y muy bien contada.

El dato no tan bueno es que la decisión es contar con saltos temporales, para adelante y para atrás en el tiempo, tomando al año del atentado como año central. Y este recurso muchas veces nos marea un poco.

El argumento, si bien está muy bien desarrollado, también tiene algunos valles narrativos que hacen que por el capítulo 5, no sepamos adónde va la historia.

Todo parece indicar que habrá una segunda temporada, queda la historia demasiado abierta cuando el personaje decide irse y comenzar a conectarse con gente que puede contar su historia (una periodista de investigación retirada que encarna Mercedes Morán en los últimos 15 minutos del último capítulo y un agente del Mossad con el que tuvo un contacto frecuente en su infiltración) y sería bueno que pase, ya que si no fuera así la historia parecería carecer de cierre.

Lo más interesante pasa por la factura general de la serie, la recreación minuciosa de época (en realidad son varias ya que como dijimos hay avances y retrocesos de muchos años, con lo que todo cambia, desde la vestimenta a los autos) y el apego a un ritmo narrativo sin fisuras.

Y sobre todo por algunas actuaciones que están muy por encima del promedio de buenas actuaciones de nuestros actores en general.

El protagonista es un actor sin trayectoria, que encarna tan bien al personajes que por momentos parecer un Bond criollo, que además tiene matices y sabe lo que está haciendo en todo momento.

Ahora, si bien todo el peso narrativo cae sobre sus hombros, hay personajes secundarios que sobresalen: El banquero Saúl Menajem, que hace Alejandro Awada es superlativo, con algunos achaques, y poco movimiento, se arregla para componer a un tipo poderoso (que reciben los ministros y el presidente en su despacho) que trafica con poder y con influencia en los escenarios más difíciles, y que a la vez puede ser tierno y generoso con el personaje de Iosi, que llega a él a partir de enamorar a su hija.

El otro personaje de gran vuelo es el policía que encarna Marco Antonio Caponi, que es un actor que ya no podemos meter en el rubro revelación porque pone en cada papel en juego una gama de matices y recursos increíbles, que lo confirman como uno de los mejores actores de su generación.

Hay un papel corto de Carlos Belloso que lo saca de los papeles que nos tiene acostumbrados que sobresale por su perfección y una vuelta a la pantalla de un actor que pasó por varios estados desde que lo conocimos hace ya varios años en papeles para la televisión, un sorprendente agente del Mossad encarnado por Daniel Kuzniecka que es medido, creíble y colorido.

Todos ellos tienen que hablar en judío, árabe, y otros dialectos y lo hacen con solvencia y sin que parezca forzado ni risueño.

Están en roles menores Juan Leyrado, Mercedes Morán y Roly Serrano.

Un párrafo a parte es la participación de Natalia Oreiro, que tiene un imán para la pantalla, es atractiva siempre y sabe lo que hace y se toma todo muy profesionalmente, pero que en este personaje que es muy importante en la trama, compone al oficial de enlace con Iosi, la que lo guiará y protegerá mientras dure la misión, lo hace de manera algo sobrada, intentando una relación ambigua, risueña, canchera, que suena casi todo el tiempo a sobreactuada, sobre exigida, y con rasgos que tienen poco que ver con el grado de seriedad y de arrojo del personaje de Iosi.

Quizá hubiera sido mejor contenerla un poco más, que no sean sus entradas y salidas de escena tan impactantes (su ropa, pelo largo) sino más involucrada con el padecimiento de Iosi cuando las cosas se fueron saliendo de cauce.

La serie es buena y entretenida, está hecha con lo mejor que podemos ofrecer desde lo técnico, la dirección de Daniel Burman (que además conoce a esos personajes como nadie) y el trabajo conjunto en los guiones con Sebastián Borensztein con el libro de Myriam Lewin como guía, con algún bache narrativo, en general unas actuaciones muy por encima de la media, y una historia a la que le falta resolución.

Una gran apuesta nacional que va a ser difícil de empardar.

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