Slow horses
Slow horses
Efectiva serie británica para la plataforma de Apple, de formato corto (6 capítulos) y mucho ritmo, expresa muy bien esa mezcla entre culturas, es irónica y ácida, pero necesita héroes y buen final.
Quiero decir, si no hubiese sido producida para Apple, seguramente estaríamos viendo otra cosa, más compleja, sórdida quizá y mucho menos esperanzadora.
Slow horses nos ubica en un pantano, una de esas "casitas" satélites de los servicios de inteligencia británicos (MI5) que, al igual que en todo el mundo, se encargan de tareas también accesorias y andan con poca supervisión.
En este caso se trata de exonerados a los que no echan, a los que por alguna razón separan de las misiones y hasta del edificio de la central (por errores propios, por camas ajenas) y los rebajan a cumplir un horario en una oficina ignota y descuidada, con otros degradados y bajo la conducción de un Gary Oldman muy perverso y agresivo, que solo quiere que pasen las horas para poder seguir bebiendo.
Sospechamos que era un agente importante y que por alguna razón salió de circulación y ahora solo espera la jubilación.
La serie empieza con un episodio en un aeropuerto, después sabremos que es un simulacro, en cuya misión un agente falla y se produce el desenlace que nadie quería, la bomba explota y deja muertos y heridos imaginarios.
Eso le vale la degradación y la llegada a la casa del espanto.
Es inquieto, y las misiones absurdas que le dan le parecen obviamente inútiles, hasta que se topa de manera casual con una, que su corazonada le dice que puede ser importante, un ataque de un grupo de supremacía aria a un artista musulmán.
Un secuestro y posterior amenaza de muerte que será televisado y tendrá a toda la ciudad pendiente.
Obvio que jugará un papel muy destacado el MI5, pero en su camino se cruzarán con los hallazgos que vienen de ese lugar olvidado que es la casita de los desclazados.
La subdirectora del MI5 es la veterana y siempre correcta Kristin Scott Thomas, de quién también sospechamos lo peor, y con el paso de la historia nos damos cuenta que hacemos bien.
Lo dicho y lo no dicho, las operaciones de inteligencia, los trapos sucios, la intervención de la fuerza para limpiar escenas o cambiar el curso de los acontecimientos, lo legal y lo que está al límite, todo eso se pondrá en juego todo el tiempo, mientras un grupo avanza y el otro, con muchos menos recursos y sin guía, avanza mucho más rápido.
Está basada en la saga 'Slough House' de Mick Herron, y por ende hay mucho literario en la adaptación, una mezcla de crudeza retorcida y elementos típicos de un bestseller.
Es una serie entretenida, que describe de manera despiadada y sin concesiones al mundo de la inteligencia británica, que revela cómo se plantan operaciones con el solo objetivo de armar estados de ánimo o promover las carreras de algunos cuando esos mismos hechos autoadministrados se resuelven de manera satisfactoria. Pero claro, también a veces algo puede salir mal, y sale mal.
Las actuaciones de Scott Thomas y Oldman son las que llevan el tiempo y el temperamento de la serie, ella tan pulcra y fría y compleja, el un desastre desanimado y grosero, pero cuyos pasados sin dudas tienen muchas cosas en común de las complicadas.
Traiciones, favores, cuentas pendientes, que se irán descubriendo con el transcurso de los capítulos.
Tiene buena dinámica, está realizada con ese maravilloso piso de calidad que ofrece la BBC y es muy entretenida y de duración justa.
El detalle es que al ser hecha para la plataforma de Apple, y con intenciones de avanzar en el mercado americano, hay concesiones que los ingleses no hubieran hecho, algunos heroísmos y suavidades en contar los hechos, que estoy seguro hubieran resuelto de otra manera si hubiera sido hecha solo para el mercado británico.
La actuación protagónica del actor Jack Lowden, que lleva la adrenalina de la acción, es el mejor ejemplo, puede ser bien cualquiera de los héroes dinámicos y morales que solemos ver en las producciones americanas.
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