Competencia oficial

Competencia oficial

Mariano Cohn y Gastón Duprat son una dupla creativa fuerte, probada, que están en constante búsqueda de los límites de la comedia y el desarrollo de historias de personajes, que se apoyan mucho en las interpretaciones, y que con esta película exploran también otros mercados.


5 Butacas



El hecho de trabajar con Penélope Cruz y Antonio Banderas (no por desmerecer a Oscar Martínez claro está) les abre entonces unas puertas que no sabemos muy bien adónde terminan, porque si bien es cierto que han filmado cosas de una argentinidad exasperante (4x4 por ejemplo, Asado, o el Hombre de al lado) no es menos cierto que hay en esta dupla creativa un intento por universalizar sus historias, de hacerlas más mundanas, menos locales.

Mi obra maestra por caso, es una buena película que podría haber sido rodada en cualquier lado.

Competencia oficial es un ejercicio más basado y orientado a lo que pueden ofrecer los actores en términos de química entre ellos, de creatividad en estado puro, que una historia memorable. Nos van a impactar momentos, no partes del guión o giros inesperados.

Un señor poderoso, dueño de laboratorios y con muchísimo dinero, se da cuenta a sus 80 años que todavía no ha dejado legado. Que está bien, se siente bien, que todavía dirige y conduce, pero que no ha dejado nada para el futuro.

No se decide entre hacer un puente o una película. Algo que quede, piensa.

Cuando se decide por la película, que es un mundo que desconoce, y al no tener problemas de dinero, manda a que compren un libro muy vendido, a contratar a una directora (Cruz) muy galardonada y sofisticada y a los dos actores más interesantes del momento (uno muy taquillero, Banderas, muy ya orientado a los premios y a trabajar en otros mercados y otro más académico, profesor de actores, parco y contestatario, que es el personaje de Oscar Martínez).

Bueno, no hay mucho más, la trama importa poco, lo que va a importar, lo que será el motor de la historia, son los ensayos, la particular forma que tiene cada uno de ellos de hacer su trabajo, sus métodos, sus obsesiones, sus caricaturas en definitiva y sus parodias de ellos mismos.

Serán 9 días de ensayos vertiginosos y bizarros, y en los que encontraremos los mejores momentos de la película (los únicos).

Ese ejercicio, que se puede parecer a la realidad, quiero decir, existen directores cuyo trabajo previo a una película es trabajar con los actores para que compitan, sufran, se metan en juegos mentales con sus personajes, hagan cosas extremas y existen todo tipo de actores, los de rol, los que trabajan con el método de meterse en la piel y en la psicología de los personajes, y los que no le dan nada de importancia a esas cosas y solo ponen el físico.

Esas químicas, esas alquimias, están exacerbadas en el film, llevadas al ridículo en algunos momentos, y constituyen el núcleo central de la película, planteada como una comedia de personajes en los que la risa aparece en la acción.


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