The shape of water

The shape of water (La forma del agua)

Un universo personal que siempre asombra, inquieta, y conmueve. Eso es Guillermo del Toro y eso es, nada más pero nada menos, esta película. Una historia que hasta podríamos recordar, torpemente filmada, de alguna tarde de Sábados de Súper Acción.

6 Btacas



El director es un gran creador de universos, un narrador de historias que viven en un lugar fantástico. Siempre hay en sus historias un momento mágico, o varios, y personajes que no son de este mundo.

La forma del agua es una película delicada, compleja, y a la vez de una simpleza inesperada.

Un experimento secreto del gobierno, allá por mediados de los años 50, un laboratorio escondido, una trabajadora de limpieza muda que vive arriba de un cine monumental que nadie visita y un artista gay que vive junto a ella serán los protagonistas del lado tierno de la historia.

Del lado duro, los rusos y los yanquis peleando palmo a palmo por la guerra fría en el ámbito científico, en este caso, con infiltrados, jefe de seguridad y general al comando de toda la operación.

Una mezcla de agente de CIPOL, historia de aventura sobrenatural, en la que los monstruos del espacio o marinos, como en este caso, escapados de las revistas de historietas, tan reales, tan queribles, conforman una convivencia con nuestro mundo que nos llena de preguntas.

Ese es el ambiente artística y poéticamente recreado por Del Toro para esta película, que nos lleva a esos días de imaginación potenciada y nos hace reencontrar con el placer de las historias bien contadas, aunque nos cueste encajarlas en las categorías de estos años en materia de cine.

Es transgresor, es evocativo, es como una nueva producción de esas que vimos en los 70 en Sábados de Súper acción en la tele, y que ahora nos resulta tan ingenuas y poco habituales.

La historia es casi una anécdota, un ser atrapado en Sudamérica, de las profundidades del agua, es llevado para estudio a un búnker secreto de los Estados Unidos. Allí está a merced de la ciencia, pero también del ejército, que lo bautiza "el activo" y lo esconde de los soviéticos (quizá con el objetivo de mandarlo al espacio, luego que los rusos enviaran a la perra Laica!).

Ese ser, que parece feroz, es capaz de relacionarse, de sentir, de aprender.

Y lo hace desarrollando una relación con una solitaria empleada de limpieza, muda, que encuentra en él alguien con quién no tener que explicar sus zonas incompletas.

En esa relación y su desenlace se centra la historia.

Hasta ahí, mundos fantásticos, historias evocativas de las revistas de venturas, personajes bien delineados, música que acompaña (bellísima) pero lo realmente destacado es el universo que crea y potencia Del Toro, en una muestra más de su talento.

La dificultad es que hay que predisponerse a ese código, de lo contrario, la película nos va a desorientar.

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