The Killer

The killer

David Fincher es un director que entiende cómo atrapar al espectador, sabe, entiende todo. Si no, recuerden qué les pasó cuando vieron Seven, o El club de la pelea, o más acá la extraordinaria Mank. Pero hay algo en esta historia que no termina de reverlarse.


3 Butacas



Tiene mucho que ver el actor protagónico, un Michael Fassbender a quién siempre veo sobrevalorado en su capacidad de transmitir, muy cercano a una estrella de película porno, con sus músculos siempre bien torneados y su sonrisa libidinosa.

Acá se mete en la piel de un asesino brutal, meticuloso, excéntrico, mecánico y agresivo, que es capaz de esperar días frente a un hotel, que se produzca el momento exacto, el segundo en el que la escena se transforma en lo que él necesita para ejecutar sus órdenes, que por supuesto no sabremos de dónde vienen.

Usará y abusará de la voz en off, de una voz interior que le va indicando qué hacer y qué no hacer, y lo irá guiando en sus pasos calculados, que se salen de registro cuando algo sale mal en una misión y todo su mundo implosiona.

Eso exaspera, no es un buen recurso si se usa todo el tiempo.

Como falló en matar en París, sabe que irán por lo que más quiere, además de dejarlo sin paga, y eso está en República Dominicana, su novia, a quién debe ir urgente a salvar, si es que llega a tiempo.

Lo veremos jugar sus cambios de identidad, sus refugios en los que guarda pasaportes, tarjetas de crédito, teléfonos, identidades para ir de un lado al otro sin ser detectado.

La película se narra a partir de un protagónico casi excluyente, con lo que, si ese actor no termina de gustarnos, no tenemos salida.

Irá por todos, manejando su ira, usando todos los recursos disponibles forjados  a fuerza de mucho dinero producto de sus misiones.

Obsesión, perfeccionismo, poder, son la tríada sobre la cual se erige el personaje, pero también superficialidad.

No hay moralina, eso es bueno, no hay remordimiento ni piedad, el tipo que nos retrata es como es, sin resquicios de bondad.

Llegó tarde a su casa, se ensañaron con todo lo suyo, pero no mataron a su novia, está muy mal pero viva. De todas maneras saldrá a por venganza, y esta vez será con los que lo contratan y con los que, obviamente ya salieron a cortarle la cabeza por lo peligroso que es tenerlo suelto.

Esa cacería, las escenas de acción bien hechas, la aparición de una Tilda Swinton con un rol breve pero muy a la medida de su hechizo, hacen que la película se haga algo más interesante, pero no todo el tiempo.

Es un director clásico que se reinventa y moderniza, no necesariamente funciona.


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