Feud Capote vs the swans

De increible factura estética llega esta segunda entrega de esta serie minuciosa, que bucea en famosas relaciones complicadas. En la primera fue la rivalidad entre Bette Davis y Joan Crawford, en esta, de Truman Capote con unas adineradísimas damas de la "nobleza neoyorkina".


5 Butacas



A quienes defraudó y humilló al exponer sus cosas ocultas en un texto muy promocionado y vendido con gancho de panel de televisión.

Ellas eran todo lo que estaba bien, distinguidas, elegantes, silenciosas, muy adineradas, unos cisnes de cuellos perfectos, de maneras y de modales sofisticados, capaces de gastarse en una tarde en algún capricho muchos salarios anuales de los que sus esposos pagan en sus exitosas empresas.

Esta serie dirigida nada menos que por Gus Van Sant, se mete en el corazón de ese vínculo que ellas fueron desarrollando con el inclasificable Truman (esta vez interpretado con mucha solvencia por Tom Hollander). Truman se mete en ese círculo como una más, como ese amigo gay y deshinibido, generalmente brillante en sus intervenciones, que las divierte, las desafia y les ofrece el consuelo del que nada tiene que perder.

A cambio, lo invitan a sus cenas especiales, le presentan gente fabulosa, le confian cosas, le hacen regalos, lo tienen cerca siempre.

Hasta que el escritor se pone por encima de todo, y a raíz de un caso de asesinato extraño que le toca protagonizar a una de ellas (Demi Moore) todo se torna raro, el chiste da paso a la preocupación, y si Truman es capaz de contar en una cena algo tan brutal, que atañe a una de ellas, no tan cercana pero parte de ese círculo exclusivo al fin, cuánto tardará en meterse con algún escándalo más cercano.

Y lo hace, nada menos que con su amiga más cercana en the swans, el personaje de Bárbara Paley, esposa del todo poderoso señor de los medios, que interpreta con muchísima calidad Naomi Watts, irreconocible pero a la vez extraordinaria en este rol.

Saca entonces en ese artículo que será parte del libro, a relucir los romances del marido de Bárbara, sin importarle nada más que su libro.

Esa traición lo aleja de ellas, lo pone en su peor momento en términos de melodrama, saca lo peor y lo más bajo de su personalidad, mientras ellas resisten que vuelva a ser perdonado.

Hay que decir algo, es algo lenta y por momentos tediosa, quizá porque 8 episodios parecerían ser demasiados y quizá porque lo melodramático, en clave de Capote, es demasiado agonizante. Su voz, sus caprichos, sus mohines, su falta de código o su código propio, nos hacen tomar partido.

El elenco es un punto altísimo de la serie, además de la Watts y Hollander está como dijimos Demi Moore, Clhoé Sevigny, Diane Lane, Alista Flokhart.

Pero no alcanza, el argumento se queda corto y entonces hay que hacer pasar los minutos.

El tema es que lo que vemos detrás de esos dramas es que todo es básicamente vacío, y en ese vacío brilló esa personalidad tan rara que fue Truman Capote.

Me gustó mucho más la primera entrega

Comentarios

Entradas populares