Secuestro del vuelo 601

Un extrañísimo blend de telenovela con Duro de matar, diálogos y personajes al borde de la parodia y una historia de fondo que no tiene nada de divertida, quizá en esa combinación inesperada, que la hace algo inclasificable, radique su éxito.


7 Butacas




Porque es un estreno de Netflix que es bastante difícil de encasillar, en los años 70 fueron muy frecuentes los secuestros de aviones, sobre todo en la zona de latinoamérica más cercana al caribe.

Si se acuerdan, uno podía viajar con casi cualquier cosa en un avión, los controles eran muy básicos, nadie imaginaba que uno podría hacer daño ahí arriba (todo cambió después de los ataques a als torres gemelas de NY) y los coletazos de las aventuras revolucionarias, que necesitaban dinero para financiarse, hacían foco en esta actividad del secuestro, mucha gente, atención de los medios para lanzar proclamas, dinero de rescate, y aviones que casi siempre terminaban en algún aeropuerto de Cuba.

Esta es la historia de un avión colombiano, que es secuestrado por dos hombres en la ruta Bogotá Cali en 1973.

Apenas despegan los dos hombres armados, después en uno de los capítulos conoceremos su historia, jugadores de fútbol paraguayos, entrenando de manera miserable en Colombia para poder probarse en el Deporitvo Cali, cuando esa prueba fracasa, todo el mundo de esos dos perdedores se desmorona.

La locura de un tipo que conocen afuera de esa pensión, un desequilibrado influido por los aries revolucionarios de la época, los hace embarcar a título personal en una lucha como un comando revolucionario de dos miembros, exigiendo la liberación de unos presos políticos al presidente colombiano y de paso unos 200 mil dólares para escapar a Cuba.

La serie de 6 capítulos entonces desarrolla esas negociaciones febriles con la aerolínea, con los dueños y los gerentes, con la política, y entre ellos arriba del avión pasajeros y tripulantes.

Bien desarrollada, salvo por el capítulo en el cual vemos de dónde vienen los secuestradores, que es largo y demasiado detallado, toda la historia corre por al menos dos tonos distintos, una parodia insólita, con tintes de melodrama de novela de la tarde, y una historia policial, tan basada en un hecho real como este secuestro fue.

Una vez que nos acostumbramos a este tema de los registros, la serie tiene buen desarrollo, y nos da siempre un respiro, porque los personajes hacen cosas insólitas en medio de las negociaciones, las relaciones entre ellos también están teñidas de momentos de farsa o inverosímiles, y la música, un elemento de gran importancia para la generación de los climas en el relato, nos distienden de la gravedad de lo que está pasando arriba del avión.

Hay momentos desopilantes y de tensión, hay momentos de ternura y de violencia, todo en el mismo tramo, lo que nos desorienta y a la vez nos desafía para ver por dónde nos enganchamos en el relato.

Es el secuestro más largo de la historia de la aeronavegación, disce la historia.

Los dos perpetradores, paraguayos y futbolistas, uno fue extraditado a Colombia desde el último de los aeropuertos en el que pararon en su largo derrotero, y el otro escapó y nunca se supo su paradero. 

Una historia de realismo mágico latinoamericano. Con revolucionarios que no eran, una compañía aérea dirigida por un personaje muy singular, dos azafatas dispuestas a todo y un comandante y su segundo también personajes muy increíbles.

Es bastante llevadera

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