On the road
On the road
Seguro que los puristas dirán que no está el espíritu de
Kerouac, que le falta, que no transmite todas las emociones, pero qué buena
pintura de época y de lugar que hace el brasileño Walter Salles con este libro!
Ya un producto del mainstream cinematográfico, se las
arregla para crear los climas perfectos, las miradas y los susurros en medio
del desenfreno.
Esas almas que todo lo buscan, que se desesperan por vivir
todo lo que la vida les pone adelante, esos primeros pasos para todos los
excesos, están retratados con perfecta caligrafía por Salles.
Y muy bien interpretados por todos los personajes, desde el
trío protagónico (con la apagada y tan desteñida como su pelo Kristeen Stewart en el rol de Marylou) hasta
los marginales papeles secundarios, entre los cuales brilla Viggo Mortensen.
Está muy bien la película.
Vidas al límite, un final de década del 40 marcado por la
amenaza del comunismo, la presidencia de Truman en medio de la recuperación del
país y los incipientes primeros albores de lo que será la revolución de los
años 60 entre los jóvenes del mundo.
Sal, proyecto de escritor, conoce a Dean, un marginal
semental y poderoso, y juntos, el intelecto y la energía, recorrerán en un
viaje iniciático varias veces el territorio de los Estados Unidos.
Las drogas, el exceso de todo, alcohol, sexo libre,
experiencias del camino, la cosecha de algodón, los trenes viejos que van a
ninguna parte, el hacer dedo en la ruta en medio de la nieve, todo será anotado
en las libretas de Sal, casi como un reflejo de supervivencia, y se convertirá
en el libro que marcó a toda una generación e inspiró a los que vinieron.
Pero qué hace Salles con esa obra maestra de la
desesperanza, los límites, la amistad y el desenfreno? Hace lo que puede! Pero no
es poco.
Acompañado otra vez por los climas que le impone Gustavo
Santaolalla en la banda de sonido, y con una producción que no ahorró un
centavo en darle credibilidad a que estamos en los primeros días de los años
50, esta película es en si misma una postal, una interpretación de lo que el
libro contiene, sin apartarse de su clima y de su sentido pero transformándolo
en otra cosa.
En algo placentero para ver, para disfrutar, para tener
ganas de ir a comprarlo y leerlo si todavía no lo hicieron, porque vamos a
adivinar que ha de haber mucho más escondido en esas páginas famosas.
La película es un buen cuadro, una interpretación poderosa y
abrumadora de clima de la época.
Una amistad, un amor, el arte, los límites, el jazz, el
tabaco, el sexo sin códigos ni moralinas, el cemento, la ruta, las almas
perdidas que no terminan de encontrarse, el deseo secreto de parar un poco, de
frenar para aferrarse a un amor verdadero, duradero, suave, tranquilo.
Y las libretas (Moleskines?) y todo el poder de esos trazos
hechos en las paradas de los buses y al costado del camino.
Una linda experiencia.
Un placer está película.
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