Bird box

Bird box

Netflix se asegura una audiencia que de ninguna manera se hubiera logrado en cine. Produce contenidos para todos los gustos, desde Edda (la producción argentina con Juana Viale) hasta Roma (excelente). Pero en medio hace Bird box, con todos los ingredientes para atraer audiencias.


3 Butacas



Audiencias que más que nunca adhieren a cadenas, formatos, canales, cuando se adaptan a sus preferencias, cuando se acercan a sus gustos, cuando tienen la flexibilidad de cruzar fronteras.

Netflix y sus algoritmos conocen esto como ninguno, por eso sus esfuerzos por diferenciarse por los contenidos los hacen diferentes. Con cifras de inversión en producción astronómicas y fichajes de talentos.

¿Por qué nos centramos en estos aspectos industriales y no el la película? Simplemente porque no hay manera de despegar ese aspectos del producto final.

Bird box toma el tema que nos cruza a todos, el miedo, y monta sobre un argumento de ciencia ficción sin demasiadas explicaciones (casi nunca las hay pero en la película no hacen ningún intento por explicar nada) para lograr que el escape de esa amenaza sea del gusto de una audiencia grande, cuanto más grande mejor.

Una extrañísima forma de apocalipsis hace que la gente, al ver directo a los ojos de alguien infectado con vaya uno a saber qué virus o fuerza oculta, se quite la vida. Así de sencillo, se pierde la cordura y uno se suicida.

Quedan afuera del maleficio, que se contagia con la vista, los psicópatas, los pájaros y obviamente los ciegos.

Hasta ahí un planteo clásico, algo que "podría pasarnos" (medio exigido el argumento) y que generaría que se extinga la humanidad.

Otro ingrediente de la receta es alguien taquillero. Y ahí la decisión fue convocar a Sandra Bullock, otrora garante de taquilla. Funciona. Todavía, a pesar de haberse borrado casi todas las expresiones de su cara con cirugías y Botox, su carisma sigue funcionando.

El ingrediente que falta analizar es la puesta en el mercado del producto, con campaña y mucha viralidad, sobre todo en audiencias más jóvenes que sabían detalles de antemano, y eso produce un buen efecto contagio que genera ganas de verla.

El foco se tuerce entonces, la mirada va hacia otros ingredientes de la mezcla.

Simplemente porque la película, como narración, tiene poco para aportar.

Ni siquiera se puede ver con la mirada de la ciencia ficción clásica. Tiene algo de aquellas viejas películas de terror/ficción, propias de la posguerra, en las que la amenaza venía de afuera de la tierra y los trucos eran bastante básicos. 

Esas películas que hoy se ven en clave bizarra.

Clase B.

Hay un aroma a clase B en Bird box, que de todas maneras tiene toda la prafernalia anterior para rescatarla. Modernidad.

El relato es básico, no ofrece ninguna sorpresa, podemos anticipar casi todo (hasta los nombres con los que serán bautizados nene y nena hacia el final) y de tan correcta, aburre bastante.

Tiene otra particularidad, puede partirse, verse en dos o tres días, dejar de ver unos minutos. No se alterará el resultado final.

Bullock ya no ofrece esas heroínas que tan bien encarnaba.

En el elenco, un John Mailkovich de vuelta de todo, con su dicción pausada y su impronta, es el más destacado.


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