House of Cards Temporada final (6)

House of Cards Temporada final (6)

¿Qué hacemos sin Frank? Reemplazamos su presencia por libro y recursos narrativos, pero...y sin no alcanza?



3 Butacas



Y no alcanzó.

La abrupta salida del actor principal de la saga, del hundido Kevin Spacey, que dio vida a ese político superviviente sin escrúpulos, que llegó a ser presidente de Estados Unidos, deja un vacío en la narración que, a pesar de los intentos (que no están nada mal) no logra llenar ese vacío.

Frank ha muerto.

No lo vimos desfallecer, no lo vimos ni siquiera enfermo al terminar la 5ta temporada, solo sabemos que murió en circunstancias poco claras. Veremos sus manos cruzadas en un féretro a su viuda, Claire, llorando.

Claire es ahora la presidente, y deberá, como si fuera una obligación necesaria e higiénica, intentar deshacerse de todo lo que la ata con el oscuro andar de su marido.

Así se cruzarán personajes que saben mucho de la manera en la que Underwood urdió su ascenso a la Casa Blanca, y con paciencia y gran astucia, irán desapareciendo el juego.

La aparición de una pareja de hermanos muy poderosos (buenas apariciones de Greg Kinnear y Diane Lane) con cuentas pendientes que deja el marido muerto, promesas, y negocios, le da un cariz interesante a la trama.

Peor no hay mucho más que eso.

Hay un intento por mostrar el desprecio de ciertos sectores conservadores de la política americana (como el Ejército por ejemplo) hacia que una mujer ejerza la comandancia (nos preparamos para la llegada de Michelle Obama quizá?) o la jugada de tener un gabinete todo integrado por mujeres, o la inestabilidad emocional de la protagonista en el poder.

Pero nada alcanza.

La trama debe necesariamente ser menos morosa que las primeras 5 temporadas, por la ausencia de la imponente presencia en pantalla de Spacey, entonces hay que recurrir a juegos narrativos más intensos, historias que se cuentan con más ficción y menos sentido de realidad, lo que nos aleja de lo bueno que había en esta serie, esa sensación de que todo lo que contaban podía suceder de verdad en el mundo y en la política.

No pasa nada de eso en la sexta y última temporada

No hay lugar para eso.

Entonces nada es creíble.

Y se aleja de su eje tan bien llevado hasta acá.

No es para menos, con contratos firmados y la necesidad de darle un final al menos digno a la trama, la salida del protagonista principal en medio de un escándalo que nada tiene que ver con el programa, pero que lo afectó de manera contundente.

EL intento por salvar con más ficción, es bueno, pero aleja a House of Cards de lo que tenía de bueno.

EL final en si mismo, la escena final, nos deja con la sensación que ya viene el otro capítulo, lo que es aún peor.

La sensación final, la que completa el balance, es mala. Un sinsabor.

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