El método Tangalanga

El método Tangalanga

Biopic nacional de es señor que hacía bromas telefónicas hilarantes, que fue viral en tiempos analógicos, cuando todos alguna vez tuvimos un casete con sus bromas en nuestras manos, y lo pasamos después de escucharlo.


7 Butacas



Es el buen actor que es Martín Piroyansky el elegido para dar vida a este personaje que conocemos poco, todo es leyenda al rededor de Tangalanga, porque fue un personaje muy popular (muy) pero al hombre que lo componía nadie lo conocía, o muy pocos sabían su veradera historia.

Está bien esta película que nos trae esa historia, porque es respetuosa del personaje, porque está bien actuada (el guión tiene sus falencias) porque tiene un buen elenco y un buen esfuerzo por recrear una época, los años 60, en los que todavía la gente se vestía de manera elegante y hablaba con una especie de cantito muy elemental, pero mucho más rico que la economía de palabras con la que se habla ahora.

Jorge Rizzi es un empleado de una empresa argentina que fabrica cosmétios, de esas empresas pujantes que tenía nuestro País, con empleados y pisos enteros de gente trabajando. 

Jorge es bueno en lo que hace, está entre los que conducen esa empresa, pero tiene un problema que no tardará en convertirse en un problema serio, no puede hablar en público. Sencillamente comienza a tartamudear, a transpirar, a decir cualquier cosa, de manera que esas situaciones tiene que evitarlas a como de lugar.

Claro, tampoco puede encarar a una mujer en ninguna circunstancia, auque le guste mucho.

Un día por acasualidad se somete a un experimento, un mentalista lo convence que lo suyo está atrapado en algún lugar de su conciencia, y que con la ayuda adecuada lo puede destrabar.

Sale de esa sesión dispuesto a todo, y de alguna maner algo va consiuiendo, aunque no le resulta tan fácil como parecía.

Hasta que, la convelecencia de un amigo, una serie de circunstancias muy azarosas y muy puntuales, lo ponen frente a un deshinibidor increíble, se da cuenta que, sin ayuda, sin terapias, puede ser muy gracioso e ingenioso esondiéndose del otro lado del teléfono, anonimamente.

Graba una de esas bromas para un amigo, que de tuerce de risa, y este se la muetra a otro y a otro, hasta que ya no lo pueden parar.

Tangalanga se convierte en un personaje viral antes de los audios de whatsapp, pasando de mano en mano esas bromas despiadadas, a veces tiernas, pero siempre ingeniosas, que hacía llamando a mueblerías, veterinarios, pizzerias, y cuanto negocio salía en las Páginas Amarillas, otra cosa de época.

Hay momentos de carcajadas, buenos diálogos, mucho respero por parte del director y del guionista con relación a cómo tratar a ese personajes, que era muy malo cuando hacía una broma, pero buen empleado y mejor amigo.

Un tipo culto y completo, que tenía una traba que se abre de la mejor manera.

El elenco es otra pegada, están todos muy bien, Alan Sabbagh haciendo de su amigo del alma, Luis Rubio como el enfermero que asiste a Sabbagh en su internación, y Julieta Zylberberg, que hace a la recepcionista de ese hospital, de la cual se enamorará Tangalanga, y que compone a un personaje que sorprende, sobre todo por encontrarle el tono, la forma de hablar, tan característica de una época de la Argentina, mezcla de inocencia y de tango.

De alguna manera la película vibra en un tono entrañable.

Está bien, la vemos todo el tiempo con una sonrisa. Quizá hay que explicarle un poco a los más chicos quién fue este personaje, funciona para los que tenemos más de 40

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