Golda

Golda

Una biopic de Golda Meir, Primera Ministra de Israel que se centra en su personalidad, su carisma y su determinación, tomando las decisiones más difíciles en los complejos días de la Guerra de Yom Kippur, en 1973.


5 Butacas



Siempre decimos que lo que resulta clave en una biopic es la elección del momoento de la vida que se elige para contar toda la vida, es decir, de alguna manera tiene que ver con ese momento que define al personaje, que lo termina de configurar para la historia.

Esos complejos días de guerra entonces son para el director, los años en los cuales Golda Meir terminó de delinear cómo sería recordada.

Para el rol protagónico eligieron a nada menos que Helen Mirren, una topadora, una intérprete que siempre disfrutamos, aunque para poder asumir este pale se necesitaron dos cosas, unas prótesis importantes para el parecido físico (que está bien logrado) y el humo del cigarrillo permanente en los encuadres.

Teniendo estos dos temas en cuenta, la verdad es que son dos temas que hacen las cosas más dificiles, no más fáciles. 

El cigarrillo permanente y de todos los personajes aburre, termina por asfixiar y torna todo muy molesto, y las prótesis, de alguna manera confunden y tapan a los matices que la Mirren le agrega al personaje, hay que hacer un esfuerzo para notarlos.

La película refleja esos 19 días complejos, cuando en medio de la festividad sagrada para los Judíos, las fuerzas árabes lideradas por Egipto atacan a Israel de manera despiadada.

Esos días, esas decisiones difíciles, esas reflexiones rodeada de sus fieles pero a la vez dudando de ellos, el rol de la inteligencia y la sabiduría política y humana son los temas que se intentan contar en el relato, en la configuración de un personaje poderoso, muy querido como fue GM que fue la única mujer política en ocupar ese rol.

Entre los momentos destacados y muy logrados están las conversaciones telefónicas con Henry Kissinger, interpretado con solvencia y elegancia por Liev Schreiber, que hace una interpretación que ya le debería valer el rol cuando se filme la vida de semejante personaje.

Hacia el final de la película, que no está excento de drama porque el proceso de enfermedad (cáncer) era irreversible, aparecen unas imágenes de TV en blanco y negro de la verdadera Golda, en una conferencia de prensa junto al líder egipcio Anwar Sadat, haciendo bromas y desarmando de alguna manera la rigidez de los varones y de los militares, lo que parecería ser un arma poderosísima de la líder, que sin embargo no pudimos apreciar en la ficción.

El personaje de la Mirren está todo el tiempo demasiado encorsetado (en todo sentido) como para que podamos gozar de esos momentos que seguro la inspiradora de esta ficción tenía, debajo de las prótesis sencillamente no aparecen.



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