As bestas

As bestas

Una de las mejores producciones españolas del 2022, muy galardonada, es una película incómoda, rural, fría y barrosa.


9 Butacas



Nos vamos a una comunidad rural gallega, esos lugares perdidos que fueron fértiles y prósperos y hoy son espacios vacíos y tristes porque todos se fueron, porque quedan los mayores y porque la tecnología no llegó ni los adelantos ni las máquinas.

Todo es como era hace siglos, manual, sacrificado, básico, extractivo. 

Un matrimonio francés, Olga y Antoine, se instaló en esas tierras para inicar una nueva vida, lejos de sus afectos, de sus amigos, de su hija, se fueron a trabajar la tierra, a vivir de la naturaleza de manera orgánica, sana, natural.

No necesitan mucho, son instruidos, han viajado, y eligieron ese lugar en el mundo para retirarse a vivir sin apuros, trabajando duro porque se trata de eso, de plantar, de cosechar, de vender en la feria, pero sin otra preocupación que esa, ir viviendo de lo que les da la tierra y en un futuro, arreglar unas casas viejas que tienen en sus terrenos para que pueda quedarse otra gente en plan turístico.

Están interpretados por Denis Menochet (a quién conocimos en Bastardos sin gloria, pero tiene una larga trayectoria en su lomo) y Marina Fois.

Esa zona está siendo poblada de molinos de generación de energía eólica, hay una empresa noruega que busca terrenos para instalar las torres.

Ellos no quieren vender, están demasiado enamorados de esa vida que eligieron como para vender a mal precio ese futuro que pensaron para retirarse juntos.

Pero todo el resto del pueblo si quiere vender, quiere salir de ahí, si todavia no lo hicieron es porque no pudieron, pero no lo aguantan. Es gente rústica, capaz de matar a un caballo entre tres sin otra ayuda que sus manos.

Al lado viven dos hermanos con su madre, dos señores ásperos y pendencieros que no entienden por qué un tipo como Antoine fue justo ahí, porque no quiere vender (si no firma el acuerdo no puede hacerse). Harán todo lo posible para que venda.

Esta es la historia central, ese es el conflicto, pero lo interesante de la película, una vez que lo conocemos, es cómo se va revelando ese conflicto, cómo vamos descubriendo a esos personajes que no se dejan ver, que son demasiado básicos y rústicos como para mostrarnos matices, que andan siempre sucios y para peor, no hablan castellano (hablan gallego y esa mezcla entre francés y español que habla la pareja).

El directo Rodrigo Sorogoyen, que es un joven talento español, nos va contando la historia entre cielos plomizos, lluvias, barro constante. Y lo hace de manera magistral.

En la película hay tensión, hay violencia, hay brusquedad y hay un retrato de lugar y de gente. Esos personajes de pocas palabras, abnegados, siemrpe vestidos iguales, con manos callosas, que solo trabajan, que no tienen otro fin en su vida, y que son dueños de verdades sin tiempo y valores también eternos.

Los hermanos gallegos son dos actores increíbles, pero uno de ellos, Luis Zahera, a quién hemos descubierto en Buenos Aires quizá por "Vivir sin permiso" y "Entrevías", ambos trabajos haciendo de coequiper de José Coronado, es quién nos entrega una ctuación sorprendente y brutal.

Todo se hace con las manos en ese lugar, todo es brutal, y ese conflicto se resolverá de la peor manera, aunque un giro en el relato nos de la ilusión de justicia, de un respiro, de un rayo de sol en medio del cielo plomizo.

Un destello de esperanza que adivinamos, porque ni eso nos regala el director para terminar la película pensando que hay un respiro para los buenos.

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