The long call

The long call

En un pueblo costero, Devon al norte, en el que la mayoría de los que van a vivir buscan un cambio de vida, la aparición de un cuerpo en la playa es el comienzo de una investigación que no da tregua, con giros y personajes muy bien delineados.

7 Butacas

Otra buena propuesta británica de la cadena ITV (estrenada en 2021), con formato ideal de 4 capítulos cortos y un buen drama policial, como les gusta definirlo. Esta vez sin intérpretes reconocibles, al menos no de los que más solemos ver en las producciones inglesas.

Todo comienza con un pantallazo de la vida del inspector Matthew Venn (Ben Aldridge) que vuelve después de haberse ido hace muchos años, a su pequeño pueblo natal, costero y en el que las gaviotas están todo el día haciendo ruido.

Llega con su marido y asiste de lejos l funeral de su padre, que se hace según un ritual extraño en la estricta comunidad evangélica en la que creció, en la que su madre sigue siendo una referente, y que lo rechazó tras salir del armario.

Le va a tocar a este inspector entonces investigar esa muerte que, al ser un pueblo chico y como podemos imaginar, los va a tener a todos como sospechosos o de alguna manera involucrados.

Es una comunidad pequeña, en un edificio de alquiler viven varios personajes de los que van a ser a su turno, protagonistas y sospechosos, ya que es ahí adónde vive la víctima. También un espacio de encuentro para artistas y voluntarios de la comunidad, en el que también sucederán cosas que tienen que ver con la trama.

La trama va a ir en un crescendo interesante, cada capítulo terminará con un pantallazo breve de lo que está haciendo cada uno de los sospechosos, al mejor etilo nórdico y dejando interrogantes para el capítulo que sigue.

Mantendrá esa dinámica hasta el final del relato, cuyo desenlace llegará por donde menos lo esperamos.

Esa comunidad cerrada y religiosa, será la clave para desentrañar varios aspectos del misterio. Y al ser el protagonista un hijo descarriado, todo se pondrá muy difícil de dilucidar.

Tiene un aspecto muy interesante la manera de contar este drama, en el que no faltan personajes muy bien definidos, como una actriz con sindrome de down y su padre y personajes bohemios y bien dibujados.

No recurre a flashbacks nunca, ni siquiera cuando recrean momentos de la vida de la víctima, o los últimos pasos, o las coartadas de los personajes que cuentan para defenderse. Es un recurso muy usado para este tipo de narraciones, y acá deciden no hacerlo nunca, con lo que nos impone basarnos en los relatos en el presente, haciéndonos trabajar un poco como espectadores.

Buena tensión y un desenlace inesperado