Tetro


Qué hermosa película! Coppola es uno de los mejores directores que dio la industria. No tengo dudas. Además de sus éxitos indiscutibles es capaz de encarar, ahora que está más grande y ya no tiene ganas de pelearse con la industria, porque puede prescindir de ella, hace películas de artesano.
Y es el más europeo (quizá con Woody Allen) de los directores norteamericanos.
Tetro es muchas cosas a la vez, pero sobre todas las cosas es una ópera de un dramatismo no habitual para estas épocas.
Seguro será una película de pocas localidades vendidas, van a decir que es demasiado intimista, y los pelotudos de los críticos de los diarios, buscarán (con excepciones, claro) los efímeros minutos de alguna de las celebridades locales para justificar su recomendación. Pero Tetro se las va a arreglar con los amantes del cine, y será una fiesta.
Impecable el elenco (con minutos en escena de algunos de los nuestros) entre los que se detacan Gallo y Maribel Verdú. Hermosa Verdú que, además de poner un hermoso rostro a disposición de la historia, es capaz de conmover con su calidad interpretativa, mucho más madura de lo que esperaba. Gallo es un freak que hace eso, y está bien, pero tiene matices, su personaje es, además del inspirador de la historia central un personaje que pasa por emociones muy fuertes durante el relato, muy fuertes, con arrebatos de violencia y melancolía, pasión y desgano por igual, y eso se banca con oficio.
Está la Maura, el Brandauer (se acuerdan de Mephisto?) y los argentos.
Para mi gusto, excelente de la Serna y su esposa, que componen a una pareja de artistas dueños de un bar teatro, y la Bredice haciendo un papel a su medida, muy jugado y con mucho desborde.
Por lo demás, la música, los ballets (a los que hay que prestarle mucha atención ya que son una historia adentro de la historia) y las calles de Buenos Aires completan una puesta en escena emotiva y tanguera.
Está fotografiada en blanco y negro, salvo (y esto es al revés de toda la convención moderna) los flashbacks y l los ballets, que están en colores.
Buenos Aires en blanco y negro es un tango y el texto, la música y la historia están vibrando es ese tono, aunque virando todo el tiempo a la ópera italiana, lo que hace una mezcla que a mi me movilizó mucho.
La historia de dos hermanos que rivalizan, dos artistas que se ven atravesados por la suerte por la audacia y por el triunfo en su arte, lo que los distancia definitivamente.
Un personaje central que se vuelve a la tierra de sus padres (en este caso una de las tantas familia italianas que se dividieron entre Buenos Aires y Nueva York) para alejarse definitivamente de todo eso, y un personaje adolescente que vendrá a cuestionar y a poner todo patas para arriba y a intentar su propia salida de la historia que los ahoga por igual.
Me gustó, me gustó mucho. Es una de esas películas que estoy seguro que voy a volver a ver una y otra vez y en cada pasada voy a encontrarle cosas nuevas.
No tengo idea de cómo le irá al gordo en el periplo mundial con la historia, si tengo claro que su calidad y su genio para construir películas que conmueven está inalterable.
Me gusta Coppola, no descubro nada con esto, pero es hora que su medida se mucho más allá de El Padrino y Apocalipsis. Su arte va mucho más allá de estas producciones.
Es cierto, Tetro, comparada con aquellas, es una película de cámara, una intimidad. Pero qué bueno que un director de su tamaño (volumen) pueda poner sus mangos en estos lujos.
Y pensar que acá le afanamos la laptop con las cosas que estaba escribiendo para los próximos años!! Si alguno compró esos discos duros, tire un pista, yo quiero más Coppola!!!

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