Wintuk Cirque du Soleil en el Madison Square Garden


No hay secretos en un espectáculo de estos trotamundos, uno va sabiendo de antemano que se va a meter en una fantasía, que va a entregarse a un juego de sonidos, luces, magia y colores. Lo que no sabe, y es lo que va a descubrir, hasta donde se va a sombrar esta vez.
Altamente eficaz como espectáculo, en este caso quizá defraude un poco por la falta de sorpresa. Es que Wintuk es un espectáculo pensado para los más chicos, y además es un espectáculo pensado para los Estados Unidos, para un público muy especial de ese país, bien masivo, por lo que dudo que alguna vez llegue a Buenos Aires.
Eso significa, entre otras cosas, que todo tiene que ser muy efectista, muy explícito, no hay lugar para sutilezas y mucho menos para el aplauso prolongado.
Hay poco vuelo de sueños y menos lírica y más golpes de efecto en WIntuk.
Dentro de un mecanismo de relojería, que combina de manera magistral la ópera, el circo y sus tradiciones, la música, las máscaras y las acrobacias, Wintuk deja varios epacios vacíos.
Comparado con los espectáculos que estuvieron por Buenos Aires, Saltimbanco y Allegría y el de Orlando, La Nouba, este deja varias cuestiones pendientes. Pero otra vez, es efectivo como espectáculo integral, y termina con la más asombrosa tormenta de papelitos que imitan ala nieve que vi en mi vida.
Bien, correcto, nada que vaya a recordar.

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